Los Yébenes, municipio situado a 44 kilómetros al sur de la ciudad de Toledo, se accede a él por la N - 401 en dirección a Ciudad Real.
El paisaje de Los Yébenes revela la esencia del bosque mediterráneo ibérico. Sus cotas de altitud sitúan a esta villa en el intervalo biológico más rico, por la diversidad de especies. La extensión de su término municipal entre los cinco más grandes de España, lo faculta para acoger en su catálogo infinidad de especies mediterráneas, creando así un rico ecosistema.
La etimología de la palabra Yébenes, procede del árabe "yebel", que significa monte.
La presencia humana se remonta a la Edad del Bronce, como demuestran los yacimientos conocidos como Montón de Trigo y Chorreras, lugares donde podemos encontrar pinturas rupestres esquemáticas.
Su fundación como ciudad ha de situarse en el gobierno de Trajano, quedando aún restos de la presencia de Roma en esta zona.
Hay noticias de la dominación árabe, cuando Abderramán III acampó con sus huestes a orillas del Algodor, para tomar desde esta posición privilegiada Mora y Toledo. Por su parte, Alfonso VIII acampa en el paraje de Torneros, antes de alzarse victorioso en Las Navas de Tolosa.
A partir de aquí, el caprichoso orden que imponen los señoríos medievales, divide la población en dos mitades separadas por la anchura del Camino Real de Sevilla, quedando una de las partes bajo el dominio de la Ciudad de Toledo, y la otra gobernada por la Orden de los Caballeros de San Juan. Durante seis siglos conviven dos núcleos urbanos, con parroquias, ayuntamientos y jurisdicciones diferentes, hasta que en el gobierno del Trienio Liberal (1822) llega el primer ensayo unificador. Se consigue la unión definitiva entre los años 1833 y 1835, que acaba con 564 años de división jurídica y administrativa.
El recorrido por la villa nos desvela dos tipos de ciudad: una serrana, con plazuelas mínimas y vías tortuosas; otra, al sur de la calle Real, más llana, manchega con plazas abiertas.
La villa serrana esta presidida por la Iglesia de Santa María, templo de tradición mudéjar y hoy sede parroquial. El ábside aloja un magnífico retablo de estilo rococó tallado en madera sin policromar.
Iglesia de Santa María.
Cruzando la plaza, llegamos a la Iglesia de San Juan, síntesis ecléctica de estilos. De planta basilical y una sola nave. Joyas son la imagen de la Patrona, un óleo de Simón Vicente, el retablo barroco y la antiquísima pila bautismal.
Tras la unión, cada parte de Los Yébenes aportó sus ermitas. La Ermita de San Blas, probablemente la más antigua, dedicada al patrón y rodeada de leyendas. La Ermita del Cristo de la Vera Cruz, que alberga un bello artesonado. Y la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción, con atrio y cubierta, realizada con aparejo toledano. Finalmente, la Ermita de la Soledad y el aledaño Hospital de Caridad de San Carlos forman un conjunto peculiar.
Escoltando al municipio, sobre la serranía, encontramos la Crestería Molinera, en la que El Molino del Tío Zacarías, goza de elementos originarios que permiten recrear la molienda a la antigua usanza.
Desde aquí, hacia el sur, cruzándonos con alguna fortaleza árabe y con el río Algodor, llegamos a la Venta de Juan de Dios, descansadero de Santa Teresa y del mismo Cervantes. Al otro lado del Camino Real de Sevilla, remontamos para acceder al Castillo de las Guadalerzas, ocupado por tres ordenes militares hasta que Felipe II se lo vendió al Colegio de Doncellas de Toledo.
Los Yébenes, universo privilegiado en los Montes de Toledo, desde el punto de vista paisajístico, cuenta con una especie vegetal predominante que es la encina. En la sierra existen mares de retama, jara, tomillo y romero. Respecto a la fauna, destacamos aves esteparias y rapaces nocturnas y diurnas, además de los mamíferos como la comadreja, el erizo, y otros de interés cinegético como el ciervo, el corzo, el jabalí, la liebre y el conejo.
El caminante podrá sentir la fora y la fauna cercana visitando Los Quintos de Mora, El Valle de San Marcos o La Dehesa Boyal, paraje situado en el corazón de los Montes de Toledo, de gran riqueza ecológica y paisajística y que esta incluido dentro de la Red de Equipamientos Ambientales de la provincia de Toledo.
Almendros en flor.
La localidad cuenta con una amplia oferta gastronómica, monteña, castellana manchega, pero sobre todo monteña. No puede entenderse la rica gastronomía de esta comarca sin los asados, las migas, el pisto o el gazpacho manchego. Pero el fundamento de la cocina yebenosa son los platos típicos de caza, las setas, la leche de cabra, la miel y la variedad de plantas aromáticas que se toman del monte.
Por otra parte, el municipio ha experimentado en las últimas décadas un notable progreso industrial, aunando tradición y modernidad, hastta convertir a este puebblo Monteño en todo un referente de la comarca.