Manzaneque, pequeño pueblo de unos 600 habitantes, se encuentra situado en la zona Centro-Sur de la provincia de Toledo. Llegar a él desde Toledo es muy sencillo, por la Autovía de los Viñedos CM-42 tomamos la Salida 27 dirección a Manzaneque, Los Yébenes, Mora (sur). Tan sólo 40 kilómetros separan Manzaneque de la capital.
Su relieve es fundamentalmente llano, salvo en el sur donde se alzan algunas de las estribaciones de Los Montes de Toledo. Su término municipal limita con los de Los Yébenes, Mora y Orgaz. De oeste a sureste es recorrido por el arroyo Riansares, seco la mayor parte del año, que desemboca en el río Algodor.
Aunque parece ser que ya existía en época visigoda, Manzaneque aparece, mencionado por primera vez en el año 1220, cuando el rey Fernando III la donó al súbdito Ferrand Yáñez de Alfavilla con el nombre de Manzanech. Transcurrieron bastantes años hasta que en 1450 el núcleo paso a manos de Don Iñigo de Ávalos, que edificó el castillo-fortaleza.
A mediados del siglo XVI, la Parroquia de Manzaneque dependía del Priorato de Santa María del Monte. Ya en el Siglo XVIII aparecía agregada a la encomienda de Yébenes de San Juan.
Desde el punto de vista económico, Manzaneque se fundamenta en la agricultura y la ganadería. Dentro de la primera destacan los cultivos típicos de secano: vid, cereales y olivo. Las cabañas ganaderas predominantes son la ovina y la porcina.
Dentro de los edificios o monumentos singulares de este municipio, destacamos el Castillo de Manzaneque, situado en la plaza principal del municipio.
El Castillo fue construido fue construido en el siglo XIV por Don Lorenzo Suárez de Figueroa Maestre de Santiago y Doña María de Orozco "La Malograda", ya que aparecen sus respectivos escudos en la puerta del castillo. Más tarde pasó a Don Álvarez de Toledo, secretario de los Reyes Católicos, y posteriormente a los Condes de Cedillo, que acabaron por abandonarlo. El ayuntamiento de Manzaneque se hizo con la propiedad del castillo, utilizándolo como archivo y dependencias municipales. En el año 1833 fue utilizado por los vecinos del pueblo como refugio durante las guerras carlistas.
Es un pequeño castillo de planta cuadrada, con un cuerpo avanzado que protege la entrada entre dos estrechos cubillos macizos con un hueco en lo alto, sobre la puerta, con oficio de matacán. Tuvo un foso y una cerca con cuatro torres redondas en sus ángulos, hoy desaparecidos.
Otro de los monumentos que destacan en el municipio, es la Iglesia Parroquial de la Asunción de la Virgen. Según fuentes escritas, esta iglesia es una reconstrucción de 1820 ya que la original fue destruida en la Guerra de la Independencia. Es de estilo neoclásico e interiormente tiene una bóveda y arco carpanel que remata la cornisa. En la entrada principal se aprecia un enrejado con la cruz de la Orden de Los Caballeros de San Juan.
No podemos dejar de mencionar, la Ermita de San Sebastián, de planta rectangular en fábrica de mampostería con llaga resaltada entre verdugadas de ladrillo. En la fachada de la calle tiene dos huecos con arcos rebajados. Está bajo la advocación de San Sebastián, al que el pueblo guarda una gran devoción desde 1507, tras unas epidemias de peste ocurridas en la zona.
Desde el punto de vista gastronómico podemos destacar que forma parte de la zona de producción de cuatro productos que sobresalen por su calidad: El queso, el vino, el azafrán y el aceite de oliva virgen extra.