No existe unanimidad sobre la fundación de esta localidad. A finales del siglo XVIII circulan dos versiones: para unos el pueblo fue creado por los musulmanes, mientras que otros sostienen que eran dos barrios de la cercana Toledo, fundados por ricos propietarios de esa ciudad, en donde tenían sus viñas y bajuelos, como en otros pueblos de la Sisla, comarca a la que pertenece. 

Nambroca esconde coquetas plazas y rincones con encanto. Plazas, como por ejemplo, la de la constitución donde se levanta el edificio blanco del ayuntamiento y un monumento dedicado a la constitución. En cuanto al trazo urbano, nos encontramos con edificios de arquitectura tradicional con casonas solariegas de dos plantas realizadas en aparejo toledano (mampostería y ladrillo), con llamativas rejerías y escudos nobiliarios, sobriedad monumental donde retumba el eco de los siglos.

Tierra de aceite y pueblo de agradable casco urbano que en su corazón mantiene la esencia de pueblo llano, agrícola y tranquilo.

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